Desarrollo integral. Aporta al desarollo de niñas y niños felices, activos y sanos en su dimensión física, social y emocional, incentivando su curiosidad y motivación natural por aprender.

Ofrece oportunidades de  juego libre.  El juego es la expresión de la vida misma y es inherente a las instancias de educación al aire libre, se producen interacciones abiertas y espontáneas, sin aprendizaje anticipado. Es una función necesaria y vital.

Incrementa las capacidades cognitivas, sociales, emocionales y motrices. Además, aumenta la atención, pensamiento lógico, habilidades de observación, pensamiento creativo, concentración e imaginación.

Mayores niveles de actividad fisica y aumento del nivel de bienestar general. Se reduce el estrés y aumenta la socialización. Los programas educativos que comienzan en la infancia e incorporan actividades al aire libre contribuyen al desarrollo las capacidades cognitivas, sociales, emocionales y motrices.

Contribuye a generar una solida relación con la naturaleza. El aporte al desarrollo sustentable puede comenzar por la comprensión del impacto de nuestras acciones diarias y hacernos responsables de ellas desde temprana edad. El aprendizaje en el entorno natural contribuye al desarrollo de una sólida relación con la naturaleza, la comprensión de sus procesos y por ende su cuidado.