PRIMERA QUINCENA
Por segundo año consecutivo, el Club del Bosque Valdiviano lleva a cabo los talleres de verano. Tenemos la gran suerte de que nos facilitan el Parque Saval y contamos con 3o hectáreas que contienen todo lo necesario para que chicas y chicos puedan explorar y pasarlo bien.
En las primeras dos semanas de enero tuvimos 3 grupos:
2-3 años, liderado por Mariana junto a Cathy, Vale, Ale, Jo y Coni. 4-6 años, liderado por Ignacia junto a Carola, Rodrigo, Niza y Cota. 7-9 años, liderado por Carolina junto a Jano y Arturo.
En el Parque Saval cada grupo tiene un gran espacio fijo, lleno de árboles, cuerdas para trepar, elementos sueltos como troncos, piñas y mucho más. Éstos espacios están delimitados con banderines, el cual no se debe abandonar sin un adulto. Desde esos espacios salimos a realizar excursiones de distintas extensiones. Los más pequeños (cachuditos) pasean al principio en cordadas para mantener el orden y la seguridad del grupo, los del medio (martín pescador) caminan con un adulto adelante y otro cerrando, los demás apoyando para que el grupo no se disperse. Los grandes (cóndores) en su mayoría conocen todo el entorno y tienen mayor libertad. Aún así, el grupo se mantiene siempre unido, e igual que en el grupo de los medianos, un adulto adelante y otro cerrando para que nadie se quede atrás.
El periodo de adaptación para los más pequeños no es necesariamente fácil, pero Mariana nos contó que fue muy rápido. Esto lo atribuye al espacio abierto, al entorno lleno de posibilidades y a que los niños están a gusto y rápidamente hacen amigos. Pasarlo bien es tan simple: aprovechar el barro y cocinar con éste, hacer una orquesta con instrumentos compuestos de piedras, palitos, ramitas y piñas para cantar a los pajaritos; jugar con agua, trasvasijar, mezclar y amasar. ¡Cada día un montón de cosas entretenidas!
También realizamos algunas actividades dirigidas, por ejemplo, con material reciclado pintaron y decoraron binoculares que los motivaron a
descubrir el bosque. También buscaron el tesoro. Rita, la monito del monte (personaje que nos acompaña en diversas actividades) les escondió un cuento y tuvieron que seguir pistas hasta encontrarlo. Recolectaron elementos para hacer manualidades, etc.
Uno de los lugares más desafiantes es el árbol caído, que cruza una vega con mucho barro. Los niños que quieren intentarlo parten en general cruzando como puma, en cuadrupedia, y ya después de un par de veces es demasiado tentador probar caminando. Nadie está obligado a intentarlo y tampoco se les ayuda, de manera que se autorregulen y no se arriesguen más de lo que son capaces en ese momento. El logro es mérito personal.
La caminata en cordada se practica diariamente, no sólo para llegar a la cima de una montaña o bajar de ella, sino como instancia de conocerse y hacer amigos, de estar atentos y respetar reglas.
El grupo de 4-6 años es un gran grupo, más de 30 niños. Sin embargo durante el juego libre tienen dinámicas naturales en pequeños grupos, algunos prefieren tomar tecito, otros trepar, recolectar semillas, palos, sentarse a conversar en una hamaca, ser mariposas, partir y comer avellanas, y cualquier otra cosa que se les ocurra.
Usando una técnica japonesa, juntamos semillas para mezclarlas con barro y hacer bombas para lanzar, y que germinen en algún lugar del bosque difícil de acceder.
Hicimos excursiones guiadas por los niños, donde elegían en el camino lugares para jugar.
Un día, los niños grandes nos escondieron pistas para encontrar el tesoro (libro de los crayones). Las pistas nos llevaron por lugares complicados, cuestas resbalosas donde teníamos que usar manos y pies para subir.
En otra ocasión salimos a recolectar piedras lindas alrededor de la laguna de los lotos para pintarlas con acrílico, así que muchas mochilas se fueron pesadas a casa.
También practicamos nudos, ejercicio de motricidad fina y el comienzo para poder abrocharse los zapatos o amarrarse un polerón a la cintura, pero también el principio para atar una cuerda a un árbol y poder escalarlo, hacer columpios, etc.
El grupo de los grandes, niños curiosos, activos, conscientes de su entorno, se han dedicado a afilar palos para hacer estacas y proteger a los pequenes en su madriguera, siempre expuestos a perros que pueden dañarlos. Pusieron señalética que previene también a personas de acercarse y les explica por qué.
Otro día prepararon las pistas para el grupo de los niños medianos y que éstos pudieran encontrar el tesoro, que era el libro “El día que los crayones renunciaron” de Oliver Jeffers. Las pistas eran de colores distintos, al igual que los crayones y marcaban puntos especiales en el bosque.
El grupo conversó sobre cómo poder mantener nuestro entorno, en este caso el Parque Saval, más limpio. Para ello aprendieron sobre los siete principios No Deje Rastro (NOLS).
Practicaron nudos, comenzando con el simple y el ballestrinque.
Sin Zoom de Oceanósfera
Postulamos a la edición limitada de “Sin Zoom: Animales Marinos”, siendo seleccionadas entre cientos de instituciones educativas. Recibimos el libro y cuadernos de actividades + máscaras de buceo para los niños. Así pudimos hacer un viaje desde la selva valdiviana a las profundidades del océano cercano a las costas de Juan Fernández, Isla de Pascua y Antofagasta, donde los niños pudieron aprender sobre las especies marinas de esas zonas. En el contexto de esta actividad aprovechamos de tirar unas redes a la laguna de los lotos y ver que podemos encontrar ahi. También hay mucha vida bajo el agua.
Y lo mas importante, hubo mucho tiempo y espacio para jugar libremente.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
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